La crisis de la educación hace que la enseñanza de las humanidades pierda valor y con eso las mujeres y hombres así educados no logran una educación integral y no están preparados para participar en una vida política democrática. Así no se logra la creación de ciudadanos libres.
El desarrollo de un país suele medirse por su economía, pero eso es irreal. Debería centrarse en el desarrollo de la capacidad racional y ética. En este sentido todos los países van perdiendo nivel, porque solo se tienen en cuenta los intereses económicos del neoliberalismo.
Es imprescindible para una educación integral de las personas promocionar la capacidad de autoexamen, la de reconocerse a sí mismo como ser humano con interdependencia con los demás y la capacidad de una imaginación narrativa que favorezca la empatía para ponerse en el lugar del otro.
Hay que crear “ciudadanos del mundo” con sensibilidad hacia las otras culturas y hacia personas diferentes por razones de sexo etnia, migración, etc. Es preciso que la educación favorezca el reconocimiento del valor de la condición humana y el compromiso con los problemas de todos los seres humanos del planeta.
Todas estas cuestiones nos permiten llegar a un amplio debate en el que denunciamos los problemas concretos actuales de la educación y de la formación filosófica y ética en nuestro entorno.
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