
De especial interés resulta la valoración del mal encarnado en figuras aparentemente monstruosas, como la de Eichmann, que en el fondo solo eran funcionarios de un sistema perverso en el que la maldad más terrible se sustentaba en pura banalidad; es decir en la superficialidad de un funcionario que cumple órdenes sin ninguna valoración crítica y moral. A partir de esos planteamientos se debate sobre la naturaleza del mal. Se pone...